Aunque el estudiante del Instituto Politécnico de Braganca, Leonel Martins Preto, se trasladó varios cientos de kilómetros del Noroeste de Portugal para culminar el último semestre de su carrera en la UABC, como parte del programa de intercambio estudiantil, asegura que el nivel educativo es equiparable.
El estudiante de ingeniería mecánica relató para LA CRÓNICA que durante varias semanas ponderó la idea de aprovechar este programa de intercambio que existe gracias al convenio bilateral entre el Instituto y la Máxima Casa de Estudios.
“Ha sido muy rápido, pero lo he ponderado durante varias semanas porque estoy en fin de carrera y quería hacerlo”, expresó Martins Preto.
Entrevistado en las inmediaciones del campus Mexicali de esta Alma Mater, contó que el 16 de febrero llegó a Mexicali, luego de dos días de viaje en los que trasladó en avión de Madrid a Amsterdam, después trasbordó en Cancún donde pernoctó para tomar al día siguiente un vuelo a México y de ahí a Mexicali.
Indicó que aunque no se queja del trato que le han dado porque la gente es muy amable y simpática ya le dieron su “bautizada” en Cancún porque le robaron su cartera y acá en la capital ya le han cobrado de más por servicios sólo por su acento extranjero.
“¿Por qué México? Porque una de las cosas fue el idioma porque como yo hablo poquito y era más sencillo para mi aprenderlo y bueno aparte de eso por conocer otra cultura”, declaró.
El estudiante de ingeniería indicó que además de esto geográficamente se parecen porque tanto Mexicali esta situada en una zona fronteriza como Portugal lo está con España.
Relató que al igual que los mexicalenses acuden a adquirir algunos alimentos básicos a Calexico porque son más baratos los portugueses también visitan España por la misma causa, sin embargo no hacen largas filas porque allá entre los países de la Unión Europea existe libre tránsito.
“Me parece absurdo que los Estados Unidos se digan promotores de los derechos humanos y tengan esa barrera”, sostuvo Matíns Preto quien estudia y trabaja en Portugal en una cuchillería.
Vestido con un juego deportivo color azul marino con líneas verdes a los costados contó que otras de las coincidencias que ha notado es que el nivel educativo es equiparable entre Portugal y Mexicali, sin embargo algo que le gusta mucho de aquí es que hay más retroalimentación y más práctica en las materias.
“Esta equiparado el nivel educativo, pero son distintas las clases, porque acá las clases son de una hora y allá son de dos por lo menos, pero no hay tanta relación con el maestro porque escriben en la pizarra y si le entendiste bueno, si no lo borran y a lo que sigue”, declaró.
Otra de las cosas que le ha gustado es que existe más práctica porque hay mayor maquinaria y eso le encanta porque es la aplicación de lo que está estudiando.
Martins Preto sostuvo que pese a que pagan el triple de la inscripción de la que se paga en la capital del Estado no tienen tanta maquinaria como la que existe en la Facultad de Ingeniería.
Incluso una de las diferencias más marcadas que existen es que allá las clases son en anfiteatros con hasta 100 estudiantes y acá es una menor cantidad, pero en aulas, apuntó.
Dijo que otra de las diferencias es que allá los jóvenes que acuden de intercambio no se preocupan por alojamiento ni alimento porque esta incluido como parte de su estancia, sin embargo aún así se siente contento porque lo apoyaron para conseguir un departamento.
Publicado em 'La Crónica'.
El estudiante de ingeniería mecánica relató para LA CRÓNICA que durante varias semanas ponderó la idea de aprovechar este programa de intercambio que existe gracias al convenio bilateral entre el Instituto y la Máxima Casa de Estudios.
“Ha sido muy rápido, pero lo he ponderado durante varias semanas porque estoy en fin de carrera y quería hacerlo”, expresó Martins Preto.
Entrevistado en las inmediaciones del campus Mexicali de esta Alma Mater, contó que el 16 de febrero llegó a Mexicali, luego de dos días de viaje en los que trasladó en avión de Madrid a Amsterdam, después trasbordó en Cancún donde pernoctó para tomar al día siguiente un vuelo a México y de ahí a Mexicali.
Indicó que aunque no se queja del trato que le han dado porque la gente es muy amable y simpática ya le dieron su “bautizada” en Cancún porque le robaron su cartera y acá en la capital ya le han cobrado de más por servicios sólo por su acento extranjero.
“¿Por qué México? Porque una de las cosas fue el idioma porque como yo hablo poquito y era más sencillo para mi aprenderlo y bueno aparte de eso por conocer otra cultura”, declaró.
El estudiante de ingeniería indicó que además de esto geográficamente se parecen porque tanto Mexicali esta situada en una zona fronteriza como Portugal lo está con España.
Relató que al igual que los mexicalenses acuden a adquirir algunos alimentos básicos a Calexico porque son más baratos los portugueses también visitan España por la misma causa, sin embargo no hacen largas filas porque allá entre los países de la Unión Europea existe libre tránsito.
“Me parece absurdo que los Estados Unidos se digan promotores de los derechos humanos y tengan esa barrera”, sostuvo Matíns Preto quien estudia y trabaja en Portugal en una cuchillería.
Vestido con un juego deportivo color azul marino con líneas verdes a los costados contó que otras de las coincidencias que ha notado es que el nivel educativo es equiparable entre Portugal y Mexicali, sin embargo algo que le gusta mucho de aquí es que hay más retroalimentación y más práctica en las materias.
“Esta equiparado el nivel educativo, pero son distintas las clases, porque acá las clases son de una hora y allá son de dos por lo menos, pero no hay tanta relación con el maestro porque escriben en la pizarra y si le entendiste bueno, si no lo borran y a lo que sigue”, declaró.
Otra de las cosas que le ha gustado es que existe más práctica porque hay mayor maquinaria y eso le encanta porque es la aplicación de lo que está estudiando.
Martins Preto sostuvo que pese a que pagan el triple de la inscripción de la que se paga en la capital del Estado no tienen tanta maquinaria como la que existe en la Facultad de Ingeniería.
Incluso una de las diferencias más marcadas que existen es que allá las clases son en anfiteatros con hasta 100 estudiantes y acá es una menor cantidad, pero en aulas, apuntó.
Dijo que otra de las diferencias es que allá los jóvenes que acuden de intercambio no se preocupan por alojamiento ni alimento porque esta incluido como parte de su estancia, sin embargo aún así se siente contento porque lo apoyaron para conseguir un departamento.
Publicado em 'La Crónica'.
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